miércoles, 20 de marzo de 2013
Sueños Rotos
“Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra.” 2 de Samuel 12:16
¿Alguna vez has deseado algo con tanta fe, fuerza y confianza, que es en lo único que piensas y ruegas a Dios por ello insistentemente? Te mantienes en oración constante, lloras, haces largos días de ayuno, prácticamente tumbas las puertas de los cielos con tus suplicas, y tus días se hacen interminables por la ansiedad emocional y física que te causa esperar el resultado de ver tu anhelado sueño convertirse en realidad. Mientras, en tu mente ves todos los escenarios posibles según sea el resultado de tu pedido. Quizás te emociones al pensar que la respuesta será SI, puede que te ilusiones al pensar que has logrado convencer a Dios a moverse en tu favor. Hasta que por fin llega la respuesta, tristemente, ves todas tus ilusiones derrumbarse y no hay nada que puedas hacer, Dios ha decidido que tiene algo mejor para ti.
Mientras yo pasaba por una experiencia similar, una muy buena amiga me recomendó leer la historia de David, donde este oro y ayuno, pidiendo a Dios misericordia ante el enunciado de que su hijo iba a morir. Puedo imaginar los días de desolación y desesperanza en el corazón de David, así como también aquellos días en los cuales su corazón se lleno de esperanza y planificaba en su mente actividades junto a su hijo, porque mientras este estuviera vivo, Dios podía cambiar su decisión. David, no dudo ni un segundo que Dios podía cambiar de parecer, insistía y persistía día y noche sin cesar, apelando a la compasión y amor de su padre celestial. Hasta que llego la hora más temida por él, la hora de la respuesta… Lamentablemente, no logró convencer a Dios y la voluntad del Todopoderoso se impuso.
Lo que verdaderamente me impacto de esta historia fue la actitud de David ante la respuesta. La biblia dice en 2da de Samuel 12:20 que este se levanto, se ungió, se cambio de ropa y entro a la casa de Jehová a alabarle. Bendito sea este hombre, que lección de vida resulto ser para mi, que en vez de alabar y aceptar, hago resistencia hasta resentirme con el Señor por no darme lo que yo con tanta insistencia le pedía. Recibí el mensaje, DIOS ME AMA, tiene un plan para mi, y me dice: “Porque yo sé los planes que tengo para ti” ”pensamientos de bien y no de mal, para darte un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11, Mis planes resultan ser huecos, ante la divina providencia. David, después de ver su sueño roto, inmediatamente recibió una gran bendición, su hijo el sabio Salomón.
Confiemos en que lo mejor está por venir, porque Dios tiene algo mejor para nuestras vidas.
Con amor,
R.P.-
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